Negociaciones Regionales sobre Inversión Exitosas como Herramienta para la Reforma de los AII: Una perspectiva de identidades múltiples
Egipto es considerado un modelo excelente de un país que históricamente ha contenido múltiples identidades y que siempre ha intentado alcanzar el equilibrio y la coherencia en su política externa, incluido su pilar económico, entre círculos diferentes pero interdependientes. Estos círculos comprenden las esferas árabe, islámica, africana y mediterránea. Este hecho se ha visto reflejado en las relaciones económicas internacionales de Egipto con dichas esferas, incluso a través de herramientas diplomáticas en materia económica y de inversión.
Sin embargo, estas herramientas no siempre han sido eficaces o eficientes para lograr sus objetivos. La manifestación obvia de este hecho se encuentra en un elemento fundamental de las herramientas representadas en la red de AII de Egipto. Una red bilateral, regional y multilateral de alrededor de 72 TBI en vigor, lo cual sitúa a Egipto entre los 10 principales signatarios, además de una serie de acuerdos económicos regionales que contienen disposiciones en materia de inversión, incluidos los acuerdos de promoción y protección de inversiones, ALC, acuerdos de asociación y acuerdos de cooperación económica con países árabes, islámicos, africanos, europeos, asiáticos y latinoamericanos. Asimismo, Egipto es parte de varias convenciones y acuerdos multilaterales relativos a inversiones y la ISDS (por sus siglas en inglés), entre los que se incluyen el Convenio del CIADI, la Convención de Nueva York y el Convenio Constitutivo del Organismo Multilateral de Garantía de Inversiones.
Lamentablemente, y tal como sucede en la mayoría de los AII de países en desarrollo, las redes de tratados bilaterales y regionales de antigua generación padecen de un síndrome inherente de incoherencia a nivel sustantivo, procesal y de redacción debido a muchas razones históricas. Estas razones incluyen la ausencia de consideraciones económicas y el predominio de aspectos de carácter político que respalden su celebración, aparte de otras deficiencias, como la falta de equilibrio entre los derechos y las obligaciones de los inversores y los Estados, a favor de los primeros.
Estas deficiencias persistentes hicieron que la red de AII de Egipto fuera fácilmente manipulable por los inversores extranjeros, que reclaman violaciones por medidas o decisiones gubernamentales que procuran restaurar el poder regulatorio o proteger los intereses nacionales.
Consciente de la gravedad de la situación, Egipto ha adoptado desde 2006 un programa de reforma nacional para abordar esta y otras deficiencias. La piedra angular de este programa fue el Modelo de TBI de 2007, el cual se actualizó sustancialmente en 2022 tras extensivas consultas con todas las partes interesadas pertinentes para responder a los avances modernos de las regulaciones y políticas en materia de inversión a nivel nacional, regional e internacional.
Sin embargo, siempre ha habido una vía desaprovechada a pesar de ser efectiva y eficiente para lograr los objetivos de reforma —el enfoque regional que representa una solución “lista para usar” para abordar este síndrome a nivel bilateral, regional y subregional.
Pese a la decepción resultante de las negociaciones regionales de 2012 y 2013 para enmendar el Acuerdo Unificado para la Inversión de Capital Árabe en los Estados árabes de 1980 (que Egipto, y otros países árabes, nunca ratificaron debido a un enfoque desequilibrado de la enmienda), Egipto comenzó a participar en las negociaciones sobre el Protocolo sobre Inversión del Acuerdo por el cual se establece la Zona de Libre Comercio Continental de África (AfCFTA, por sus siglas en inglés). El mismo fue adoptado en febrero de 2023 y representa un verdadero punto de partida para demostrar la viabilidad y eficacia del enfoque regional para reformar los AII. La negociación de este protocolo puede considerarse una historia de éxito que constituye un pilar importante para el programa de reforma de AII egipcios mediante el alcance de múltiples objetivos, entre los que se incluyen:
- Reemplazar los TBI de antigua generación a través de un nuevo marco regional: Pese al pequeño número de TBI en vigor entre Egipto y los Estados africanos (11 TBI), la mayoría de los mismos pertenecen a la antigua generación que no están ligados al desarrollo sostenible y al equilibrio entre los derechos y obligaciones de los inversores. El Protocolo sobre Inversión del AfCFTA por lo tanto representó una oportunidad de oro para que Egipto reemplazara y renovara esos TBI antiguos de una sola vez, en un período de transición de 5 años, mientras establece un marco jurídico moderno con el resto de los Estados africanos.
- Alcanzar la coherencia entre los acuerdos subregionales de inversión: El Protocolo sobre Inversión del AfCFTA representa una solución práctica y razonable para lograr la coherencia entre todos los acuerdos y modelos subregionales de inversión a diferentes niveles subregionales africanos —incluyendo el Acuerdo para el Área Común de Inversiones del COMESA, adoptado en noviembre de 2017, del cual Egipto es parte. El Protocolo sobre Inversión del AfCFTA invita a las partes a alinear sus instrumentos de inversión con el protocolo durante un período de transición, y como tal, representa un paraguas jurídico único a nivel continental.
En este contexto (e inspirándose en el ejemplo del protocolo), Egipto, como un país con múltiples identidades, pretende utilizar el ejemplo del Protocolo sobre Inversión del AfCFTA, una expresión de la identidad africana de Egipto, y aplicarlo a las demás identidades de las que goza, incluidas las esferas árabe, islámica y mediterránea.
Por lo tanto, la participación de Egipto en las negociaciones regionales de los AII dentro de dichas esferas podría ayudarle a cumplir con sus objetivos de coherencia, incluso mediante:
- La renovación de sus acuerdos regionales de inversión desactualizados,
- El reemplazo de TBI de antigua generación por un nuevo marco regional,
- La alineación de acuerdos subregionales de inversión con acuerdos regionales unificados, y
- El aumento de la coherencia entre los propios acuerdos regionales de inversión tanto como sea posible.
Esto podría lograrse a través de la elaboración de marcos regionales para la promoción del desarrollo sostenible, el alcance de un equilibrio justo entre los derechos y las obligaciones de los inversores, el mantenimiento de niveles de trato limitados y detallados y la facilitación concedida a los inversores, estableciendo al mismo tiempo responsabilidades claras para los inversores en el contexto de la promoción de la conducta empresarial responsable, hacer frente a las crisis mundiales, incluido el cambio climático y las pandemias, y por último, establecer principios para desarrollar mecanismos efectivos y flexibles en materia de solución y prevención de controversias.
En este contexto, en la esfera árabe, Egipto debe reflejar la experiencia de éxito africana sobre los marcos de inversión que lo vinculen con los Estados árabes renovando el desactualizado Acuerdo Unificado para la Inversión de Capital Árabe de 1980 mediante la participación activa y adhesión a las negociaciones en curso sobre el Nuevo Acuerdo Árabe de Inversión bajo el amparo de la Liga de Estados Árabes (LEA), el cual sustituiría no solo los antiguos acuerdos regionales sino también los 18 TBI en vigencia que lo vinculan a los Estados árabes, además de crear un marco moderno con el resto de los 22 miembros de la LEA.
Además, a nivel islámico, es necesario convocar negociaciones bajo el amparo de la Organización para la Cooperación Islámica (OCI) con el fin de modernizar el Acuerdo de Promoción, Protección y Garantía de las Inversiones firmado en 1981 a través de un nuevo marco que también sustituiría los 24 TBI vigentes entre Egipto y los miembros de la OCI. Estas negociaciones complementarían las actuales negociaciones sobre el establecimiento de un órgano de solución de controversias y un mecanismo para las controversias derivadas de este acuerdo al corregir el curso de las últimas negociaciones, comenzando por renovar las normas sustantivas junto con las de procedimiento.
Asimismo, en el ámbito euro mediterráneo, se espera que Egipto anime a la UE a establecer una nueva asociación global, un ALC o un acuerdo de cooperación económica que reemplazaría el Acuerdo de Asociación suscripto en 2001, incluido un capítulo de inversión, siguiendo el enfoque del Acuerdo de Libre Comercio de Alcance Amplio y Profundo, del Acuerdo sobre la Facilitación de las Inversiones Sostenibles u otro modelo adecuado. Esta iniciativa debería reemplazar los 23 TBI desactualizados en vigor entre Egipto y los Estados miembros de la UE por un marco equilibrado y sostenible en materia de inversión.
Este enfoque multiidentitario para reformar la red de AII egipcios utilizando instrumentos regionales y guiado, en la medida de lo posible, por un modelo exitoso del Protocolo sobre Inversión del AfCFTA, además del modelo actualizado de TBI, y teniendo en cuenta las peculiaridades de cada foro, promovería la coherencia entre los propios instrumentos bilaterales, subregionales y regionales, considerando la superposición de Estados partes en estos instrumentos, donde se deberán evitar normas contradictorias para regular las inversiones en el marco de estos acuerdos.
Autor
Moataz M. Hussein, PhD,es especialista senior en acuerdos y políticas internacionales de inversión