Crece el debate sobre el futuro del TCE a medida que se aproxima la votación de noviembre

En vísperas de una votación crucial el próximo mes de noviembre, el destino de la modernización del TCE pende de un hilo en medio de constantes cuestionamientos sobre si las reformas irán lo suficientemente lejos para hacer que el acuerdo sea compatible con los objetivos de acción climática conforme al Acuerdo de París de la ONU.

Si bien en junio las partes contratantes del TCE llegaron a un acuerdo de principio sobre las reformas para modernizar el tratado, el texto de dicho acuerdo no se hizo público hasta septiembre, cuando fue publicado por POLITICO Pro. El texto recién lanzado confirma los detalles anteriormente anunciados en junio por la Conferencia de la Carta de la Energía en una breve comunicación pública. También aclara otros aspectos de las reformas para la modernización que antes no se conocían, tales como la eliminación de la actual cláusula de no suspensión del tratado.

Sin embargo, el no deja claro otros elementos clave que afectarían el impacto del tratado sobre la acción climática. Por ejemplo, mientras que la UE y el Reino Unido ya han comenzado a excluir algunas inversiones en combustibles fósiles de la protección del TCE modernizado, aún no se sabe cuándo entrarán en vigor dichas excepciones. En esta etapa, también es incierto si las partes contratantes que se encuentren presentes y votando adoptarán de manera unánime el TCE modernizado cuando se reúna la Conferencia sobre la Carta de la Energía el 22 de noviembre, tal como lo exigen las normas de votación del tratado.

Algunos Estados miembros de la UE ya han expresado su descontento con este nuevo acuerdo. Por ejemplo, la Vicepresidenta del Gobierno de España, Teresa Ribera declaró a POLITICO en junio que la UE y sus Estados miembros deberían abandonar el tratado actual, en lugar de adherir a las reformas.

“En un momento en el que la aceleración de la transición hacia energías limpias es más urgente que nunca, es tiempo de que la UE y sus Estados miembros inicien un retiro coordinado del TCE”, indicó Ribera al medio de comunicación en ese momento. Además de ser vicepresidenta de España, Ribera también es Ministra para la transición ecológica.

Por otro lado, en Polonia se está examinando un proyecto de ley para el retiro unilateral del actual TCE, donde se citan entre otras razones inquietudes sobre el mecanismo de solución de controversias entre inversionistas y Estados y la expectativa de que la modernización no rectifique ese aspecto. Francia es una de las partes contratantes del TCE que han reflotado el retiro como una opción, dependiendo de los resultados de la modernización.

El tratado también sigue suscitando duras críticas de los proponentes internacionales de la acción ambiental, quienes destacan el largo historial de los inversores en combustibles fósiles que utilizan el TCE para impugnar las medidas de los gobiernos para la mitigación del cambio climático. Ian Fry, el Relator Especial de las Naciones Unidas sobre la promoción y protección de los derechos humanos en el contexto del cambio climático, se refirió a la “derogación del Tratado sobre la Carta de la Energía” como una de las iniciativas que podría ayudar a “acortar distancias en materia de mitigación” en un nuevo informe enviado a la Asamblea General de las Naciones Unidas.

La votación de la próxima Conferencia sobre la Carta de la Energía se producirá poco después de la Vigésimo Séptima Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP 27), que se celebrará en Sharm El-Sheikh, Egipto, del 6 al 18 de noviembre. Dado que los expertos jurídicos también han cuestionado si el TCE pondrá en peligro los compromisos contraídos en la COP 26 de Glasgow el año pasado, lo que el TCE modernizado podría significar tanto para esos resultados como para lo que pueda surgir de la COP 27 podría agravar aún más el debate.

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